Renacimiento y Clasicismo.
La lírica
del amor: el petrarquismo. Orígenes: la poesía trovadoresca y el “Dolce Stil
Nuovo”. La innovacióndel Cancionero de Petrarca.
Como petrarquismo se
conoce a la escuela poética que parte del italiano Francesco Petrarca
(1304-1374). Las 366 composiciones amorosas de este autor escritas en lengua
vulgar (italiano, no latín) y recopiladas en su famoso libro Cancionero sirvieron
de ejemplo poético para la poesía amorosa universal durante los siglos XVI y
XVII. El petrarquismo tuvo su origen en la lírica de dos tradiciones
anteriores: la poesía trovadoresca y la del Dolce stil nuovo
La tradición trovadoresca. La poesía
trovadoresca nació y se cultivó en la región de la Provenza, en el sureste
francés, durante los siglos XII y XIII. Se extendió también por el norte de
Italia y Cataluña. La escribían los trovadores, seglares cultos, nobles,
incluso príncipes y reyes, que componían la letra y la música de sus textos por
diversión. De esta tradición el petrarquismo tomó sobre todo el género de la cansó
(canción), en el que el tema era el amor, un amor que respondía a unos modelos
sociales típicamente alto-medievales: el poeta (vasallo) consideraba su amor
como servicio a la dama (señor). Se trataba de un amor imposible porque el
poeta pretendía a una dama inalcanzable tanto por estar casada como por
pertenecer a un estamento social superior. Esta circunstancia imponía el tono
contenido en la expresión de los sentimientos. Entre los poetas trovadorescos
destacó François Villón (XII-XIII).
Il dolce stil nuovo. La lírica
culta trovadoresca fue pronto superada en Italia por los representantes del Dolce
stil nuovo. El nuevo estilo, que retrataba el declive feudal y con él el de
la nobleza de sangre, eliminó la relación de vasallaje e incorporó la idea del
amor como fuerza purificadora del alma y el motivo del poder beatificador de la
amada y su influjo espiritual sobre el amante. La mujer es la donna
angelicata, mensajera y compendio de lo divino y lo celestial. Entre los
poetas de esta escuela, que se desarrolló a finales del siglo XIII, sobresale
la figura de Dante Alighieri (1265-1321), a quien se debe la denominación de la
escuela. El libro de la Divina Comedia, escrito por Dante entre 1306 y
1321 muestra entre otras muchas cosas el personaje de Beatriz, retrato de la
amada del propio poeta hecho a la medida de la mujer stilnovista, como la Laura
de Petrarca o incluso la Elisa de Garcilaso de la Vega en España. Todas poseen
el aura angelical con que dota a las mujeres esta escuela. Este es un retrato
de Laura:
No era su caminar
cosa mortal
sino de forma angélica; Y sonaba
su voz como no suena voz humana.
A un celestial espíritu miraba,
a un sol vivo; y si ya no fuese
igual,
porque distienda el arco no me
sana.
El Dolce stil nuovo
recibió influencia de la llamada escuela siciliana, que le aportó el uso
del endecasílabo, la mezcla de este con el heptasílabo y la exitosa estrofa del
soneto.
La innovación del Cancionero petrarquista
Petrarca, además de recuperar y
divulgar a los clásicos latinos, escribió literatura en latín y en italiano. En
esta lengua están las composiciones de su Cancionero, escritas desde
1330 y desde ese momento en permanente reelaboración hasta el final de su vida.
Petrarca añade a esta
tradición descrita arriba elementos radicalmente innovadores que tardarían aún
un siglo en ser imitados, primero, en España y en Portugal, después en Francia
y en Inglaterra. Los rasgos fundamentales de la poesía petrarquista son los
siguientes:
·
El poeta se complace en el análisis
pormenorizado del proceso amoroso y acentúa la idea del amor como conflicto
íntimo, expresado en sentimientos contradictorios (pena/gozo; vida/muerte).
Paz no
encuentro, y no tengo armas de guerra;
temo y
espero; ardiendo, estoy helado;
vuelo hasta
el cielo, pero yazgo en tierra;
no estrecho
nada, al mundo así abrazado.
• La poesía de Petrarca humaniza
la figura de la amada: la describe físicamente, exalta su belleza y
enaltece su virtud y perfección espiritual.
Oro el
cabello, el rostro nieve ardiente,
cejas de
ébano y ojos como estrellas.
• La Naturaleza interviene en
el devenir de la pasión amorosa del poeta, ya sea como reflejo, o como marco de
su estado de ánimo.
Valle que de
mis quejas hoy se llena,
río que con
mi llanto amargo creces,
fieras
silvestres, lindas aves, peces
a los que
una, y la otra, orilla frena.
• Y, sobre todo, Petrarca acierta
en el hallazgo de un tono de franqueza y confesión íntima desconocidos
hasta entonces, y con el que el lector puede identificarse fácilmente.
No hay
médula en mis huesos, sangre en fibra
que no hayan
temblado cuando he ido
junto a la
que en su peso suspendido
me tiene, y
muerte y vida allí equilibra.
·
Entre el amor humano y el amor divino
El petrarquismo asimiló
rápidamente elementos de la denominada filosofía neoplatónica, especialmente
durante el siglo XVI al extenderse a otras literaturas europeas. Se explica así
el hecho de que, a pesar de su sensualismo, la temática poética sea esencialmente
espiritualista e idealista. Algunas de las ideas neoplatónicas que formarán
parte del trasfondo ideológico del petrarquismo son:
El mundo material, como emanación de Dios que
es, resulta un reflejo del .mundo divino.
El amor posee una fuerza purificadora, porque
en la belleza de la amada se proyecta la Belleza espiritual y absoluta.
Las formas y temas petrarquistas
pasaron a ser patrimonio común europeo a lo largo del Quinientos. Petrarca se
convirtió en el primer clásico de la Edad Moderna y en el principal estímulo
para la creación poética en las lenguas vulgares.
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