lunes, 7 de octubre de 2013

La lírica del amor: El petrarquismo

 Renacimiento y Clasicismo.

La lírica del amor: el petrarquismo. Orígenes: la poesía trovadoresca y el “Dolce Stil Nuovo”. La innovacióndel Cancionero de Petrarca.


Como petrarquismo se conoce a la escuela poética que parte del italiano Francesco Petrarca (1304-1374). Las 366 composiciones amorosas de este autor escritas en lengua vulgar (italiano, no latín) y recopiladas en su famoso libro Cancionero sirvieron de ejemplo poético para la poesía amorosa universal durante los siglos XVI y XVII. El petrarquismo tuvo su origen en la lírica de dos tradiciones anteriores: la poesía trovadoresca y la del Dolce stil nuovo
                        La tradición trovadoresca. La poesía trovadoresca nació y se cultivó en la región de la Provenza, en el sureste francés, durante los siglos XII y XIII. Se extendió también por el norte de Italia y Cataluña. La escribían los trovadores, seglares cultos, nobles, incluso príncipes y reyes, que componían la letra y la música de sus textos por diversión. De esta tradición el petrarquismo tomó sobre todo el género de la cansó (canción), en el que el tema era el amor, un amor que respondía a unos modelos sociales típicamente alto-medievales: el poeta (vasallo) consideraba su amor como servicio a la dama (señor). Se trataba de un amor imposible porque el poeta pretendía a una dama inalcanzable tanto por estar casada como por pertenecer a un estamento social superior. Esta circunstancia imponía el tono contenido en la expresión de los sentimientos. Entre los poetas trovadorescos destacó François Villón (XII-XIII).
                        Il dolce stil nuovo. La lírica culta trovadoresca fue pronto superada en Italia por los representantes del Dolce stil nuovo. El nuevo estilo, que retrataba el declive feudal y con él el de la nobleza de sangre, eliminó la relación de vasallaje e incorporó la idea del amor como fuerza purificadora del alma y el motivo del poder beatificador de la amada y su influjo espiritual sobre el amante. La mujer es la donna angelicata, mensajera y compendio de lo divino y lo celestial. Entre los poetas de esta escuela, que se desarrolló a finales del siglo XIII, sobresale la figura de Dante Alighieri (1265-1321), a quien se debe la denominación de la escuela. El libro de la Divina Comedia, escrito por Dante entre 1306 y 1321 muestra entre otras muchas cosas el personaje de Beatriz, retrato de la amada del propio poeta hecho a la medida de la mujer stilnovista, como la Laura de Petrarca o incluso la Elisa de Garcilaso de la Vega en España. Todas poseen el aura angelical con que dota a las mujeres esta escuela. Este es un retrato de Laura:
                         
No era su caminar cosa mortal
sino de forma angélica; Y sonaba
su voz como no suena voz humana.
A un celestial espíritu miraba,
a un sol vivo; y si ya no fuese igual,
porque distienda el arco no me sana.

El Dolce stil nuovo recibió influencia de la llamada escuela siciliana, que le aportó el uso del endecasílabo, la mezcla de este con el heptasílabo y la exitosa estrofa del soneto.

La innovación del Cancionero petrarquista

Petrarca, además de recuperar y divulgar a los clásicos latinos, escribió literatura en latín y en italiano. En esta lengua están las composiciones de su Cancionero, escritas desde 1330 y desde ese momento en permanente reelaboración hasta el final de su vida.

Petrarca añade a esta tradición descrita arriba elementos radicalmente innovadores que tardarían aún un siglo en ser imitados, primero, en España y en Portugal, después en Francia y en Inglaterra. Los rasgos fundamentales de la poesía petrarquista son los siguientes:

·         El poeta se complace en el análisis pormenorizado del proceso amoroso y acentúa la idea del amor como conflicto íntimo, expresado en sentimientos contradictorios (pena/gozo; vida/muerte).
                         
Paz no encuentro, y no tengo armas de guerra;
temo y espero; ardiendo, estoy helado;
vuelo hasta el cielo, pero yazgo en tierra;
no estrecho nada, al mundo así abrazado.

• La poesía de Petrarca humaniza la figura de la amada: la describe físicamente, exalta su belleza y enaltece su virtud y perfección espiritual.

Oro el cabello, el rostro nieve ardiente,
cejas de ébano y ojos como estrellas.

La Naturaleza interviene en el devenir de la pasión amorosa del poeta, ya sea como reflejo, o como marco de su estado de ánimo.

Valle que de mis quejas hoy se llena,
río que con mi llanto amargo creces,
fieras silvestres, lindas aves, peces
a los que una, y la otra, orilla frena.

• Y, sobre todo, Petrarca acierta en el hallazgo de un tono de franqueza y confesión íntima desconocidos hasta entonces, y con el que el lector puede identificarse fácilmente.

No hay médula en mis huesos, sangre en fibra
que no hayan temblado cuando he ido
junto a la que en su peso suspendido
me tiene, y muerte y vida allí equilibra.

·         Entre el amor humano y el amor divino

El petrarquismo asimiló rápidamente elementos de la denominada filosofía neoplatónica, especialmente durante el siglo XVI al extenderse a otras literaturas europeas. Se explica así el hecho de que, a pesar de su sensualismo, la temática poética sea esencialmente espiritualista e idealista. Algunas de las ideas neoplatónicas que formarán parte del trasfondo ideológico del petrarquismo son:
                        El mundo material, como emanación de Dios que es, resulta un reflejo del .mundo divino.
                        El amor posee una fuerza purificadora, porque en la belleza de la amada se proyecta la Belleza espiritual y absoluta.

Las formas y temas petrarquistas pasaron a ser patrimonio común europeo a lo largo del Quinientos. Petrarca se convirtió en el primer clásico de la Edad Moderna y en el principal estímulo para la creación poética en las lenguas vulgares.

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